Odio esa sensación tan amarga que me deja el domingo...
Me despierto sin saber dónde estoy ni qué día es, y odio esa sensación de tener que hacer algo pero no saber qué... Y es entonces cuando después de luchar contra las sábanas y el pequeño ataque de insomnio dominical, cuando los párpados empiezan a pesar, recordar que es aquello que debías hacer expresamente para el Lunes a primera hora...
- ¿Por qué pasa tan sólo los domingos? - eso es algo que me preguntaría si no me pasara todos los días de la semana, exceptuando los queridos sábados...
Sinceramente no hay que ser un científico de la NASA para darse cuenta de que si algo no funciona en nuestras vidas es el hecho de tener cinco días lectivos y dos restantes que nos los pasamos pensando en los cinco días previos. Siempre voy a quejarme de la forma en que están repartidas las semanas, eso es algo que no puedo remediar.
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